TIEMPO
El tiempo que queda para decir cosas
es, a veces, tiempo perdido.
Puede ser
como la última pincelada desprolija
cuando todo está parejo
o la última marca cuidadosa
cuando ya la pintura está perdida.
Sin embargo
el tiempo que queda para decir cosas
puede ser el más dulce aunque no corresponda
y el más hermoso aunque se llegue tarde.
Y puede ser que a veces tenga importancia aunque, realmente, no sea
importante.
ESCENA
Un poco después del óxido de la tarde
antes de los crepúsculos
después de la dulzura de las primeras almas
antes del ladrido de los perros últimos
Después de percibir la gracia sin recobrarla
antes de que se callen los árboles en el mundo
luego de los últimos ímpetus de los pájaros
casi sobre el crepúsculo
Hay un eterno sol jugueteando en silencio
y dos recuerdos nuestros
esperando desnudos
Como si no tuvieran en dónde resolverse
porque son los dos únicos.
EDUARDO GREGORIO
Nota: Los textos seleccionados fueron tomados del suplemento “Mendoza Cultural” de diario Mendoza, Mendoza 8 de Agosto de 1979.
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