AHORA
Una mañana me desperté
y ya no hubo la mano cálida
sobre mi hombro,
la voz dulce y triste que
me convocaba a la continuidad.
Luego fue el silencio,
la unidad,
el sin sentido.
Cada vez es más fuerte
el sentido ensordecedor de los relojes.
El verde de las plantas
corta el vacío de la noche.
Ahora,
un hombre en soledad
espera desde hace cuarenta años
oír el canto del ruiseñor,
la irrupción de la luz en las tinieblas,
la llegada de una visita
que nunca se anunció.
El ahora es el antes,
y el antes, el ahora.
El después es siempre
desconocido e incierto.
Una mañana me desperté
y fue el fin de la infancia.
JULIO IGLESIAS REY
RELOJES
I
Rutinas circulares,
milenarias de vacíos
con heroísmo de lo posible no pensado.
II
Diseñan círculos
de otros círculos
como envolturas de destinos.
III
Son igualdad sin ojos
y transitan los mismos pasos
para la vida y la muerte.
IV
Nada es anterior ni futuro
en las manecillas
ausentes de existencia.
V
Segadores de tiempo,
se renuevan en el secreto
de no abreviarlo.
VI
La geometría de su máscara
cambia en dos gestos
para ser la misma.
VII
Habitantes del tiempo,
no penetran
en la estrategia de las horas.
VIII
Extraños en las voces y en los silencios,
sugieren que en cada final
también hay un comienzo.
NÉSTOR AMILCAR CIPRIANO
Nota: Los textos seleccionados fueron tomados de la edición “Suplemento Dominical” de Diario “La Prensa”, Buenos Aires, 13 de Julio de 1986.
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