EN LA NOCTURNA CALMA
En la nocturna calma, junto a la vieja fuente
donde un hilo de agua tímidamente llora,
la rosa del silencio me perfuma la frente
y la ilusión los parques abandonadas dora.
Unos blancos jazmines dan al aire su esencia
y la humedad del suelo como un fantasma sube;
arriba el cielo se abre, lleno de transparencia,
sin que su azul empañe la sombra de una nube.
Y la luna, nostálgica, este rincón alumbra,
empolvando los árboles, la terraza, el sendero,
mientras pensando en ella se hace en mí la penumbra
y en la nocturna calma todavía la espero.
FERMÍN ESTRELLA GUTIÉRREZ
Nota: EL texto seleccionado fue tomado de la revista “Selecciones Literarias” No. 25, Buenos Aires, 17 Noviembre de 1964.
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