UN SER QUE SOMOS TRES
Yo tengo la ternura inhabitada
y el alma en soledad, siempre vacía.
El que está afuera busca compañía.
Y el que está adentro nunca encuentra nada.
Por eso vivo con el alma usada
como si fuera de otros y no mía.
Y recorro esta dura travesía
con toda la tristeza desollada,
Solitario del tiempo. Y solitario
del Soplo intemporal de donde vengo,
llevo conmigo un animal gregario.
Un ser que somos tres. Y encima rengo,
del que jamás he sido propietario.
¡Cómo quieren que dé lo que no tengo!
SONETO DEL AMOR PERDIDO
Si muero en soledad, será mi muerte
la cosecha del grano que he sembrado.
La gente pasó siempre a mi costado.
Con el prójimo tuve poca suerte.
No sé si por ser débil, o ser fuerte,
viví constantemente acuartelado.
Y a fuerza de sentirme un exiliado
ya nada me atormenta o me divierte.
Tampoco busqué más. Mi alma se puebla
lo mismo que una isla pobre y mía
rodeada por el mar y por la niebla.
Y allí paso mi tiempo, abierto a todo,
sin compartir con nadie mi agonía.
Yo sólo sé habitarme de este modo.
ANTONIO NELLA CASTRO
Nota: Los textos seleccionados fueron tomados del suplemento “Clarín cultura y nación”, Diario Clarín, Buenos Aires, 6 de Mayo de 1982.
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