CUANDO SE ESTÉ ACABANDO EL MUNDO
Cuando se esté acabando el mundo
yo te buscaré entre las ruinas.
Entre bultos crepusculares de uranio
y montones de isópotos
te veré venir contra el viento.
Descalza y hecha un grito
vendrás corriendo hacia mi pecho
con las faldas despavoridas
y al aire los breteles.
Mientras en lo alto los hongos
arremolinen piélagos de angustias
con el último beso sabrás que me quisiste.
A lo lejos, contra un poniente enfermo,
caerán pedazos de arco iris.
Los últimos aviones, como calandrias muertas,
se incrustarán de punta en los mares.
Una tempestad de electrones
irá carbonizando la hojarasca
y un solo sismo inmenso de abisales quejidos
descubrirá las rocas y asustará reptiles.
Un incierto rumor de plomo
hará sentir su agobio sobre el coma del mundo,
y manará mercurio de las fuentes
cuyo frescor amaban los líquenes del tiempo.
Un viento de otros mundos nos quitará las ropas
y de rodillas lloraremos
los otoños de fuego que perdimos
cuando el beso de clorofila y la caricia de agua.
La nada inconmovible y sin remedio
hará que nos amemos
para engendrar un niño que no abrirá los ojos.
Los pies sobre el azufre añorarán las playas
y de todos los ángulos del destino
acudirán tormentas hacia el ciclón del miedo.
Cuando se esté acabando el mundo
se nos habrá vuelto gris la sangre
y se nos irá enfriando la piel con cada beso.
Esa será la última noche de los amores
y te tendré dormida en mis brazos anestesiados
mientras el rocío te encienda
los iones del adiós en el pelo.
Y ya no habrá un amanecer y la única
palabra será Nunca.
Cuando se esté acabando el mundo
quizás un astronauta insondablemente lejano
descubra en este punto de la galaxia
una ínfima chispa.
Será entonces cuando caigas en el último llanto,
porque no fuiste mía
en aquellos octubres que fecundaban flores.
NARCISO PEREYRA
Nota: El texto seleccionado fue tomado de la edición Suplemento “Mendoza Cultural”, Año II, No.67 de Diario “Mendoza”, Mendoza, 28 de Setiembre de 1980.
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