Jorge Daniel Ferrera Montalvo
(Mérida, Yucatán, 1990)
Estado del Tiempo
Esta mañana nos reportan que tiempo actualizó su información de estado: Ahora tiene una situación sentimental, con probabilidad de truenos en tres o cuatro meses. Los pronósticos no auguran buenos vientos.
Andrea González
(México DF, 1991)
Vértigo cotidiano
Las nubes flotaban encima de nuestra casa; rosaban el tejado. Blancas, suaves y copiosas, se dejaban arrastrar por el viento y desparramaban su sombra sobre nosotros, como un rebaño inalcanzable de globos. Dejaban un rastro apenas perceptible de humedad en la superficie del techo oxidado. El reloj, el sol, el viento, el maullido de la gata, todo marcaba las seis. Frente a la ventana abierta, Flay y yo nos tendimos sobre los camastros y vimos pasar las nubes. Poco a poco la luz se volvió más tenue y el aire más helado. Vimos aparecer uno tras otro los luceros silvestres. Los cantos y los rugidos de la tierra despertaron al perro. Mamá y papá cerraron las puertas con llave. El perro se puso a ladrar, presa del vértigo y del miedo. Las luces artificiales inundaron la casa. Papá ordenó que cerráramos la ventana. Cuando nos acercamos, percibimos el olor a hierba y flores muertas. Poco a poco la casa descendió hasta tocar la tierra.
Roberto Omar Román
(México D.F. 1965)
El hereje
Cuando llegó al infierno se alegró de que fuera un inmenso glaciar habitado por pacíficos seres desnudos. Caminó y, a la orilla de un lago de fuego, descubrió a tres hombres apresurados en abordar una canoa.
Preguntó qué sucedía.
—Vamos a salvar a un pobre diablo que se está ahogando en el cielo.
Roberto Abad
( Cuernavaca, Morelos, 1988)
Naturaleza desafortunada
Aquella vez que intentó autosatisfacerse, sintió pena de su naturaleza. Pobre hombre manos de tijeras.
Román Guadarrama
(Nueva Rosita, Coahuila, 1963)
La infancia del verdugo
Desde niño no dejaba títere con cabeza.
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