Creada en la Ciudad de General Alvear, Provincia de Mendoza, en el año 1935.

domingo, 31 de mayo de 2015

OLGA OROZCO (Toay, La Pampa, 1920-Buenos Aires, 1999)

ANDANTE  EN TRES TIEMPOS
 
Más borroso que un velo tramado por la lluvia sobre los ojos de la lejanía,
confuso como un fardo,
errante como un médano indeciso en la tierra de nadie,
sin rasgos, sin consistencia, sin asas ni molduras,
así era tu porvenir visto desde las instantáneas rendijas del pasado.
Sin embargo detrás hay un taller que fragua sin cesar tu muestrario de
(máscaras.
Es un recinto que retrocede y que te absorbe exhalando el paisaje.
Allí en algún rincón están de pie tus primeras visiones,
y también las imágenes de ayer y aun los espejismos que no se condensaron,
más las ciegas legiones de fantasmas que son huecos anuncios todavía.
Entre todos imprimen un diseño secreto en las alfombras por donde pasarás,
muelen tus alimentos de mañana en el mortero de lo desconocido
y elaboran en rígidos lienzos los ropajes para tu absolución o tu condena.
Cambia, cambia de vuelo como ráfaga del enjambre bajo la tormenta.
Un soplo habrá disuelto la reunión;
un soplo la convoca en un nuevo diseño, junto a nuevos ropajes y 
(y nuevos alimentos.
¡Qué viento de formas al acecho de un molde desde el principio hasta el final!


Palmo a palmo, virando de un día a otro fulgor, de una noche a otra sombra,
llegas con cada paso a ese lugar al que te remolcaron todas las corrientes:
una región de lobos o corderos donde erigir tu tienda una vez más
y volver a partir, aunque te quedes, aspirado de nuevo por la boca del viento.
Es esa la comarca, esa es la casa, esos son los rostros que veías difusos,
fraguados en el humo de la víspera,
apenas esculpidos por el aliento leproso de la niebla.
Ahora están tallados a fuego y a cuchillo en la dura sustancia del presente,
una roca escindida que ahora permanece, que ya se desmorona,
que se escurre sin fin por la garganta de insaciables arenas.
Entre la oscilación y la caída, si no te deslizas hacia delante, mueres.
Apresúrate, atrapa el petirrojo que huye, la escarcha que se disuelve 
(en el jardín.
Somételos con un ademán tan rápido que se asemeje a la quietud,
a esa trampa del tiempo solapado que se desdobla en antes y en después.
Sólo conseguirás un presagio de plumas y un resabio de hielo.
A veces, pocas veces, un modelo para los esplendores y las lágrimas de
(tu porvenir.


¿Y qué fue del pasado, con su carga de sábanas ajadas y de huesos roídos?
¿Es nada más que un embalaje roto,
una mano en el vidrio ceniciento a lo largo de toda la alameda?
¿O un depósito inmóvil donde se acumulan el oro y las escorias de los días?
Pliega las alas para ver.
Esa mole que llevas creciendo a tus espaldas es tu albergue vampiro.
No me hables solamente de un panteón o de algún tribunal embalsamado,
siempre en suspenso y hasta el fin del mundo.
Porque también allí cada dibujo cambia con el último trazo,
cada color se funde con el tinte de la nueva estación que viene,
cada calco envejece, se resquebraja y pierde su motivo en el polvo;
pero el muro en que guardas estampadas las manos de la infancia
es ese mismo muro que proyecta unas manos finales sobre los muros
(de tu porvenir.
¿Y acaso ayer no asoma algunas veces como marzo en septiembre y 
(canta en la enramada?
Todo es posible cuando se desborda y rehace un recuento la memoria:
imprevistas alquimias, peldaños que chirrían, cajones clausurados
(y carruajes en marcha.
Sorprendente inventario en el que testimonian hasta las puertas sin abrir.


Hoy, mañana o ayer,
nunca ningún refugio donde permanecer inalterable entre la llama y el carbón.
Los oleajes se cruzan y conspiran como los visitantes en los sueños,
intercambian espumas, cáscaras, amuletos y papeles cifrados y jirones,
y todo tiempo inscribe su sentencia bajo las aguas de los otros tiempos,
mientras viajas a tumbos en tu tablón precario
justo en el filo de las marejadas.
Pero hay algo, tal vez, que logró sustraerse a las maquinaciones de los años,
algo que estaba fuera de la fugacidad, la duración y la mudanza.
Guarda, guarda esa prenda invulnerable que cobraste al pasar
y que llevas oculta como un ladrón furtivo desde el comienzo hasta el futuro.
Estandarte o sortija, perla, grano de sal o escapulario,
describe una parábola de brasas a medida que te aproximas,
que llegas, que te alejas:
tu credencial de amor en la noche cerrada.

sábado, 30 de mayo de 2015

DAVID LAGMANOVICH (Huinca Renancó, Córdoba,1927-Tucumán,2010)

EL CARPINTERO
 
José aceptó el anuncio del ángel sobre el embarazo de su mujer, María, con tranquilidad y sin demasiadas averiguaciones. No prestó mucha atención al asunto, pues estaba preocupado por las condiciones de una madera, desconocida para él, de que había oído hablar. Al parecer ese material procedía de Oriente: tendría que esperar el paso de una caravana para obtener algunos tablones. Con ellos elaboraría muebles para sus amos romanos, los únicos que pagaban un buen precio por su trabajo. La cuestión del Mesías le interesaba también, pero menos. Después de todo, un buen carpintero no tenía por qué meterse en política.
 
De “Los cuatro elementos” (2007)

viernes, 29 de mayo de 2015

Agenda Cultural - Junio 2015

EN EL AÑO
DE NUESTRO 80 ANIVERSARIO
LLEGA
INÉS
BIBLIOTECA SARMIENTO
Y
SERÁ
EN JUNIO
 
 
 
¿VOS, VAS A VENIR?

MIRIAM REYES (España, Orense, 1974)

LO HERMOSO ES ESTO…

Lo hermoso es esto:
el lugar en el que estoy ahora
las manchas de color caminando tras la arboleda
los cantos graznidos piares
que desconozco pero escucho
un árbol partido por la luz
mitad rosa mitad lila
el saber que si quiero estoy para captar
lo que mis instrumentos me permitan
el movimiento casi imperceptible de las ramas
una tarde tranquila
el espacio
un afuera que entra
y un adentro que sale
el blanco que lo borra todo
o lo desdibuja
o lo enmarca
el frío blanco en la palma que toma
la temperatura de la pared
y lo que queda de cal entre las líneas
de la mano extendida.

jueves, 28 de mayo de 2015

ALEJANDRO BENTIVOGLIO (Avellaneda, Buenos Aires, 1979)

PROBLEMAS DE CONVIVENCIA
 
Blancanieves se comió la manzana y cayó al piso, dormida, muerta, lo que fuera. La vieja la miró y sonrió satisfecha. El trabajo estaba hecho. Desde adentro de un ropero, los ya hartos enanitos, miraban a ver si el dinero que le habían pagado había valido realmente la pena.
 
De “Todo lo que dejamos atrás” (2012)

miércoles, 27 de mayo de 2015

MIGUEL OTERO SILVA (Venezuela, 1908-1985)

EL AIRE YA NO ES AIRE, SINO ALIENTO…
 
El aire ya no es aire, sino aliento;
el agua ya no es agua, sino espejo,
porque el agua es apenas tu reflejo
y ruta de tu voz es sólo el viento.


Ya mi verso no es verso, sino acento;
ya mi andar no es andar, sino cortejo,
porque vuelvo hacia ti cuando te dejo
y es sombra de tu luz mi pensamiento.


Ya la herida es floral deshojadura
y la muerte es fluencia de ternura
que a ti me liga con perpetuos lazos:


tornóse en rosa espléndida la herida
y ya no es muerte, sino dulce vida,
la muerte que me das entre tus brazos

martes, 26 de mayo de 2015

EDGAR BAYLEY (Buenos Aires, 1919-1990)

LA CLARIDAD

 

Me ha tentado siempre la claridad

Y la claridad se me ha negado a veces

Como un pájaro que vuela en sueños

Y cae y sigue cayendo

Sin volar

Como peso muerto

 

Me ha tentado siempre la claridad

Especialmente la claridad de las hojas del saúco

También la claridad del guijarro

Y de las ramas del abeto

Y la rápida y voraz claridad de una salamandra

 

He querido tener claridad para mirar

Los terrones del campo recién removido

Y para mirar también el mismo arado

Y el agua que se desliza límpida por la acequia

 

Claridad he querido para recorrer tantos sueños 

Y glorias y poderes y dispersas situaciones y gentes 

Y para estar en el aire sin ausentarme del fuego

 

Me ha tentado siempre la claridad 

De estar totalmente en cada flor 

En cada herida o condena o semilla 

He querido tener claridad para vivir

 

Y cuando al fin pude definir la claridad que yo buscaba 

Advertí cuánto sueño y plumón y roja tierra 

Y confusión y olvido hacen falta para comprender claramente 

Y estar aquí con total lucidez sentado a la vera del camino 

Avivando el fuego bajo el cielo y el polvo de las horas

 

Y como me ha tentado siempre la claridad

Aquella vez cuando bajo un abierto y extendido sol

Comenzaron a encresparse las aguas de la bahía

Hasta adquirir un tinte violáceo

Y un gran pájaro blanco surgió de repente de entre las nubes

Batiendo sus alas y revoloteando suavemente a mi alrededor

Decidí que era el momento de arrojar estas palabras al mar

Porque la claridad que tanto he buscado

Sólo está en algunos silencios

En algunos espacios en blanco

Antes y después de unas pocas y triviales palabras

lunes, 25 de mayo de 2015

PAUL VALÉRY (Francia, 1871-1945)

EL BOSQUE AMIGO
 
En las sendas pensamos cosas puras,
uno al lado del otro, fugitivos,
tomados de la mano, y pensativos
en medio de las flores más oscuras.

Íbamos solos, como enamorados,
entre la verde noche del sendero,
compartiendo el fugaz fruto hechicero
del astro que aman los enajenados.

Después, muy lejos, en la sombra densa
de aquel íntimo bosque rumoroso,
morimos -¡solos!- sobre el césped blando.

Y arriba, en medio de la luz inmensa,
¡oh, amigo del silencio más hermoso,
nos encontramos otra vez, llorando!

BEATRIZ FERRO (Buenos Aires)

LA HORMIGA AUDAZ
 
Una hormiga muy audaz
un día dobló la esquina
y se largó a recorrer
el mundo de la cocina.
 
Se perdió en el complicado
Laberinto del Repollo
y se enredó las antenas
en una pluma de pollo.
 
Se empapó cara y barriga
en la lechuga mojada:
se secó con una hilacha
y siguió como si nada.
 
En el Río de la Leche
un cocodrilo feroz
se disfrazó de hoja verde
para comerla mejor.
 
La hormiga tomó un palito,
lo disfrazó de escopeta
y él tuvo que refugiarse
debajo de una galleta.
 
Atravesó el ancho río
por un puente traicionero:
era un rallador de queso
con trescientos agujeros.
 
Camina que te camina
por aquel puente de lata
por esquivar un agujero
en otro metió la pata.
 
Tomó tres sorbos, no más,
en el Lago del Café
y se curó del cansancio
y hasta del dolor de pies.
 
Las hazañas de esta hormiga
no caben en esta historia:
hasta le dio un mordisco
a la bruja Zanahoria.
 
Al comentar sus proezas
dicen todas sus vecinas:
“¡ Esta hormiga se da
mucha maña en la cocina!”.
 
De “Versos que no muerden (¿o sí?)” (2005)

sábado, 23 de mayo de 2015

CLAUDIO ROJO CESCA (Santiago del Estero, 1984)

ACNÉ
 
Olvida los talleres, los cursos rápidos, la métrica
Olvida a Joyce, a Miller, a Bioy
Ni siquiera se te ocurra
Enredarte con Borges
 
El acné te hará buen escritor
 
Y si no me crees,
Mira a Bukowski, a Pizarnik
A Sexton
El acné es la mejor poesía, brota de uno
Como hierba infectada en la trinchera
Involuntaria en su jardín 
de pocos girasoles
La chauvinista biología de la soledad
Sembradora de elipsis en la cara
Elipsis que se sueña con horror
Como si fuera el último día 
del mundo
 
Tanta buena prosa entre sus ruinas
Celebrando los bellicidios
Morador de poros indulgentes
Tanto verso sublime
La madre de toda vergüenza
Los cien ojos ciegos 
De cara a los púlpitos de vinagre
 
Olvida las academias, el diccionario y las
Fieles ecuaciones de la elite
Lo importante es estar solos
O no saber bien
Donde
Estamos.

NORAH SCARPA FILSINGER (Tafí Viejo, Tucumán)

EXTRAÑAMIENTO
 
Una vez conocí las luces de la ciudad, pero por algún motivo a alguien se le ocurrió mandarme al ostracismo. Ahora me angustia la soledad. Es cierto que algunas veces, en sus correrías, se aproximan niños que me miran con el rabillo del ojo. Por momentos tengo la ilusión de que los caballos saldrán de pronto al galope y me arrastrarán hacia esas torres que desde aquí percibo, siempre de día. Frecuentemente, los fines de semana se detienen parejas de enamorados que pasean por el parque y juguetean con las aguas de mi fuente. Pero los que me miran embelesados son los adolescentes. Ellos endulzan mi soledad sin importarles que yo sea nada más que una impúdica nereida.
 
 
De “Incisiones mínimas” (2011)


jueves, 21 de mayo de 2015

PIOTR SOMMER (Polonia, Kwietnia, 1948)

ENTRE LA PARADA Y LA CASA
 
Vas a visitar a un amigo después de ver una película,
tu mujer se ha quedado sola en casa,
tu madre, en quien empiezas a pensar
al bajar del autobús, está en otra ciudad,
enferma, ayer recibiste un telegrama de ella;
entre la estación del autobús de la línea 140-bis
y la casa de tu amigo (es decir, pasando al lado
de la tienda cerrada, comprando cigarrillos
en un estanco delante de la casa y después en el ascensor),
antes de entrar en la casa y empezar
la conversación nocturna con él y su mujer, estás solo;
tu hijo se fue ayer
a casa de los padres de tu mujer, está solo,
sin ti y sin su madre.
Piensas en todo esto antes de que se abra la puerta,
cuando la nieve te salpica la cara, aunque sea
la tercera década de marzo, recorriendo rápidamente
esta corta distancia entre la parada y la casa.
De repente percibes esta soledad cotidiana, como en contra
de ti mismo y en contra de aquéllos en los que piensas.

miércoles, 20 de mayo de 2015

MARÍA DEL CARMEN LAMMOGLIA (San Miguel de Tucumán, 1950)

QUIROMANCIA
 
Ayer leyeron las líneas de sus manos: como le dijeron que hoy tendría serios contratiempos, decidió no concurrir a la oficina y permanecer acostado en su cama.
Nunca supuso que el fino mueble de bronce, heredado de su abuela, estaba rozando el cable del velador.
 
De “Extraña variedad” (2010)

martes, 19 de mayo de 2015

ESTEBAN VALENTINO (Castelar, Buenos Aires, 1956)

LAS BUENAS BRUJAS
 
Caminan entre nosotros,
parecen amas de casa,
suben a los colectivos
y amanecen de mañana.
 
Hacen colas en los bancos,
en vacaciones descansan
pero no habitan castillos
ni cuevas desencantadas.
 
No preparan sus brebajes
con uñas y piel de rana
y hacen sus dulces caseros
con azúcar y manzana
 
y con sus escobas barren
los pasillos de su casa
chiquita. No vuelan nunca
ni usan fórmulas extrañas.
 
Pero si alguno de ustedes
tiene dolor en la panza
o –lo que es mucho peor-
tiene dolor en el alma.
 
Si el recuerdo es una espina,
si aman a quien no ama,
si entienden tarde que el día
no está hecho de oro y plata.
 
Si a la noche llegan solos
y empiezan solos el alba
porque hacen de los inviernos
y el olvido su marca
 
queda algo por hacer.
Hay una esquina olvidada
y hay una noche del año
en que las brujas se abrazan.
 
En esa noche y esquina
las buenas brujas encarnan
y hacen rondas bajo el cielo
con pitos, bombos, maracas.
 
Hay que saber el lugar
y llegar a la hora exacta.
Hay que saber qué decir
y decir esa palabra.
 
Y si todo sale bien,
si nadie mete la pata,
la soledad se hace amiga,
la avaricia, mano dada.
 
Es difícil conocer
esquina, hora y palabra
pero si tienen la suerte
de bailar la buena danza
 
cuando termine la noche
y empiece la madrugada
volverán pateando piedras
silbando, como si nada
 
y dirán al día siguiente
“ya no tengo herida el alma,
ayer vi a una buena bruja
ayer, cuando caminaba
 
y la soledad se fue
mi vida ya no es avara
y no quiero que el olvido
me vuelva a mostrar la cara.
 
Pero algo debe fallar
con las brujas y su magia
porque mi amor sigue intacto
y quien amo no me ama”.
 
Ahora saben algo más
que hasta recién ignoraban.
Las buenas brujas existen
pero en amores…
…pero en amores fracasan.


lunes, 18 de mayo de 2015

SARA DE IBÁÑEZ (Uruguay, Chamberlain,1910-Montevideo,1971)

ISLA EN LA LUZ
 
Se abrasó la paloma en su blancura.
Murió la corza entre la hierba fría.
Murió la flor sin nombre todavía
y el fino lobo de inocencia oscura.
 
Murió el ojo del pez en la onda dura.
Murió el agua acosada por el día.
Murió la perla en su lujosa umbría.
Cayó el olivo y la manzana pura.
 
De azúcares de ala y blancas piedras
suben los arrecifes cegadores
en invasión de lujuriosas hiedras.
 
Cementerio de angélicos desiertos:
guarda entre tus dormidos pobladores
sitio también para mis ojos muertos.


domingo, 17 de mayo de 2015

DAVID SLODKY (Salta, 1946)

MÁS VALE SOLO…
 
-¡La Graciela es una estúpida! ¡Todas las mujeres son unas estúpidas! ¡Yo no me voy a casar nunca!
La madre mira con ternura a su pequeño, que reniega de su primita.
-Así que no te vas a casar… ¿Qué pena!. Entonces, no vas a tener hijitos. ¡Y es tan lindo tenerlos!.
El niño vacila, contrariado.
-Bueno, pero entonces me caso solo.
 
De “Parpadeos” (2012)

sábado, 16 de mayo de 2015

CHARLES SIMIC (Belgrado, Serbia, 1938)

MIEDO
 
El miedo pasa de un hombre a otro
inadvertido,
del mismo modo que una hoja pasa su estremecimiento
a otra.
 
Todo el árbol tiembla de repente
y no hay señal alguna de viento.

viernes, 15 de mayo de 2015

JULIO RICARDO ESTEFAN (Monte Buey, Córdoba, 1963)

UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD
 
El príncipe era flaco, desgarbado, con una palidez cadavérica, acentuada por sus negras ojeras. Era, además, bastante torpe. Sin embargo, estaba allí, frente a la Bella Durmiente, sin atreverse a besarla. Cuando finalmente lo hizo y ella entreabrió sus ojos, él estaba distraído siguiendo una mariposa con la vista. Esto le permitió a la Bella Durmiente echarle una ojeada y fingir que continuaba dormida. Había decidido aguardar una segunda oportunidad.
 
De “La excepción a la regla y otros microrrelatos” (2009)

jueves, 14 de mayo de 2015

ROSA BEATRIZ VALDEZ (Frías, Santiago del Estero, 1950)

TARDE DE TOROS
 
a Norma Jalabert
 
Domingo de sol. En la plaza de toros la multitud aplaude entusiasmada. El torero hace ondear su capote y saluda al público que lo aclama.
“¡Qué te coge el toro, Manolete!”.
En la arena, un reguero escarlata… Congoja nacional. Cierre de comercios. Suspensión de actividades. Bandera a media asta. Todo el pueblo llora y quiere darle su último adiós.
Al llegar al cementerio, el cortejo se detiene frente al portal de hierro con cadena y candado. Un gran cartel: “Cerrado por duelo”.
 
De “Confusión en el laberinto y otros microrrelatos” (2013)

miércoles, 13 de mayo de 2015

LORENA DÍAZ MEZA (Santiago de Chile, 1985)

OBEDIENCIA
 
Ante los ojos aterrados de la madre y el horror del padre, el príncipe abrió de par en par las puertas del palacio real y bajó las escaleras hacia el salón donde lo esperaban para el baile. Sus padres le habían insistido majaderamente en que debía buscar pronto el amor para contraer matrimonio, y organizaron el baile para que él escogiera libremente. Por eso no pudieron impedir que el príncipe se presentara ante los invitados así, con tacos aguja, peluca de cabellos dorados y un vestido de terciopelo verde, muy verde. El príncipe por fin había obedecido a los reyes.
 
De “Príncipe busca princesa” (2013)


martes, 12 de mayo de 2015

Conociendo a Giuseppe Ungaretti

 

UNGARETTI1

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Giuseppe Ungaretti (Nació en 1888 en Alejandría, Egipto – murió en Milán el 2 de junio de 1970) fue un poeta italiano.

 

De padres italianos, nació el 10 de febrero de 1888 en Alejandría (Egipto), a donde su familia se había trasladado porque el padre trabajaba en la construcción del canal de Suez. Estudió durante dos años en La Sorbona de París y colaboró con Giovanni Papini y Ardengo Soffici en la revista “Lacerba”. En 1914 volvió a Italia y al estallar la Primera Guerra Mundial se enroló voluntario por compartir el destino de sus contemporáneos. Combatió en el Carso (provincia de Trieste) y luego en Francia.

 

En 1916 publicó en italiano la colección de poesías El puerto sepultado donde refleja sus experiencias en la guerra, en la que se ha encontrado con la humanidad más pobre, la del dolor cotidiano; en 1919 publica una segunda colección titulada Alegría de náufragos en la que muestra una poesía nueva, alejada de la retórica y el barroquismo de ’.

 

Durante su estancia en París, Ungaretti frecuentó la compañía del filósofo Henri Bergson. Lee a Leopardi, Baudelaire, Nietzsche. Su obra se conocerá progresivamente en Francia por las traducciones de un amigo, con el que tuvo cada vez más trato, el poeta Philippe Jaccottet.

 

Después de la guerra ya colaboró asiduamente con revistas y trabajó luego en un ministerio como profesor de idiomas. En 1933 publicó Sentimiento del tiempo. Solamente obtuvo un puesto fijo cuando, a causa de su fama como poeta, fue nombrado en 1942 profesor en la Universidad de Roma, puesto en el que se mantuvo hasta 1958. Antes de entonces, entre 1936 y 1942, había sido también profesor de italiano en la Universidad de Sao Paolo (Brasil), periodo durante el cual sufrió la pérdida de su hijo de nueve años.

Entre 1942 y 1961 publicó una serie de poesías titulada La vida de un hombre, la cual le convierte junto a Eugenio Montale y Salvatore Quasimodo en uno de los fundadores y miembro destacado de la escuela hermética italiana.

 

La evolución artística de Ungaretti sigue un itinerario que va del paisaje a la humanidad, a la revelación religiosa, al impacto del contacto con la poderosa naturaleza brasileña, al dolor por la muerte de su hijo y al retorno a Roma en el momento en que estalla la Segunda Guerra Mundial. Estos dos últimos sucesos son el origen de su libro El dolor, publicado en 1947. A través de la desesperación, el poeta descubre la responsabilidad humana y la fragilidad de sus ambiciones. Ungaretti, en medio del pesimismo con que contempla la trágica condición humana, encuentra un mensaje de esperanza para los hombres.

 

Los últimos veinticinco años de su vida representan un examen crítico del pasado y traslucen una fuerte ansia de renovación. Murió en Milán el 2 de junio de 1970.

 

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GIUSEPPE UNGARETTI (Alejandría, Egipto 1888 - Milán,Italia,1970)

CUANDO LA LUZ...

Cuando la luz se ha consumido
y no veo sino mis pensamientos,

Una Eva me pone sobre los ojos
la tela de los paraísos perdidos.

lunes, 11 de mayo de 2015

ARIADNA CHAVES (San Miguel de Tucumán)

CAUCE
 
Cauce que se abre
porque el amor
lo determina.
 
Busca al solitario
y en el prodigio
de la vida,
entrégale la eternidad
del Universo.
 
De “Palabra alucinada” (2012)

domingo, 10 de mayo de 2015

RICARDO ALBERTO BUGARÍN (General Alvear, Mendoza, 1962)

AVENTURAS Y DESVENTURAS DE LOS CUENTOS DE PRÍNCIPES Y PRINCESAS
 
Desviándose de los caminos que cruzan el condado, tomó por el atajo y se internó en el bosque. Su fiel osezno lo guiaba en vuelo rasante. Más allá de las primeras vertientes, descendió hacia la izquierda, y apeándose de su bisonte miró en derredor por si encontraba alguna huella.
Desembarazándose de su carcaj bruñido, de su daga de rica empuñadura y de su apreciada mandolina, se desprendió la capa de ricos detalles en marabú y, preparando la jofaina, acicaló su figura procurando borrar los efectos del camino. Se quitó los botines para no hacer ruido y se adentró en la espesura. 
Un mundo de musgos y de helechos dificultaba el trayecto. La penumbra, a veces, agigantaba la ansiedad por el encuentro. Avanzó cuidadosamente. Era sabedor, de todos modos, que las historias de príncipes y princesas tienen final feliz en todos los cuentos.
Caminó orientado por el canto del verderón y a la vuelta de un abeto halló la cérvida presencia. Era sabedor, también, que en las historias de príncipes y princesas hay presencias encantadas que dan muy buenas sorpresas.
Se detuvo a observar la juvenil figura que pastaba. Vio los ágiles remos, la piel lustrosa, la firme alzada. Sopesó las aventuras y desventuras que traería el eventual futuro. Eligió aguardar silente y expectante.
El cervato se acercó. Observó la grácil figura, la esbeltez del porte, la redondez del tórax, la flexibilidad de los brazos, la estrecha cintura y la ductilidad de las piernas. 
El príncipe observó el  acercamiento del cervato. Vio como colocándose en dos patas recorrió con sus manos la redondez de sus hombros. Sintió el descender de esas manos, suavemente, y la manera como, con cierta gracia, iban desprendiendo la botonadura de su jubón escarlata. Vio la hombría de su pecho quedar al descubierto. Sintió las manos llegar hasta la línea de sus calzas y vió como el cervato detuvo su mirada en la notaria aptitud de la sección pubiana. Mientras el príncipe azorado vivía este milagro, la cérvida presencia se fue mudando y quedó convertido en un fuerte mancebo en plena cúspide de inexperta adolescencia.
El príncipe levemente retrocedió. El joven se le quedó mirando. Ahí fue cuando el príncipe volvió a recordar que en las historias de príncipes y princesas las presencias mágicas suelen acarrear innúmeras sorpresas.
El verderón seguía cantando. El mundo de musgos y de helechos continuaba acechando. En alguna parte el bisonte aguardaba junto a la jofaina, al carcaj bruñido, a la capa con marabú, a la daga de rica empuñadura, a la apreciada mandolina y a los botines desabotinados. También el fiel osezno aguardaba para volver a remontar vuelo y guiar a su amo a la feliz morada.
El joven mancebo se inclinó y con acento provenzal pronunció estas escasas palabras: soy a vos señor, para lo que gustéis. El príncipe lo miró y, en acotado flamenco. respondió: ya conozco el cuento.
 
De “Bonsai en compota” (2014)