POEMA DE TU PRESENCIA EN DOS TIEMPOS
Estabas en el sueño,
estabas en la pena cotidiana,
en la vacía soledad,
estabas.
En el inútil gesto de vivir estabas
-porque a veces vivir es sólo un gesto
que se repite interminablemente-
y en la raíz de todo pensamiento.
Estabas
en los días del tiempo equivocado,
en la carga
de los brazos vacíos
que se doblan
bajo el peso de nada.
Siempre el dolor de ti marcó mi tiempo.
Estabas en los surcos que el desvelo
cavó profundos sobre mi almohada,
estabas
en la alta luna de plata,
en las trompetas del alba
y en todos
los gallos rojos de las madrugadas.
Estabas
incrustado en el ser,
en la arena impasible
que marca la medida de la angustia,
en la búsqueda
tensa como un arco
y ardida
como una zarza;
estabas en la espera
erguida más allá de la esperanza.
Siempre el dolor de ti marcó mi tiempo.
Estás
en esta realidad iluminada,
estás
con tus manos y tus ojos,
estás
con tu palabra.
Estás
en el trasmundo de los sueños
que buscan su canal como la savia,
Estás
en la carga leve
que me ciñe los brazos
y me toca la frente
y me endulza la espalda.
El aire que respiro te contiene
y la luz que transporta la mirada,
estás en la obstinada
vertebral que sostiene
contra el viento
mi llama.
Estás
en mis noches solas
y en la más dura soledad del alba.
Estás
en el sueño que no llega
y en el miedo
que llega puntualmente
-fiel de toda la vida-
al costado desierto,
a la mano vacía,
al halo de mi lámpara.
Estás
en el ascua de la ausencia
que incendia el horizonte.
Estás
en el recuerdo
que muerde la distancia.
Estás
en la presencia que restalla
cual látigo de luz sobre los días.
Estás
tras de la bruma
que viste la mañana.
Siempre el dolor de ti marca mi tiempo,
sella mi brazo,
unge mi planta,
nutre la lengua,
bautiza la pupila.
Siempre el dolor de ti marca mi tiempo
desde el tiempo augural de la partida.
Sólo el dolor de ti tiene la clave
y la exacta respuesta del enigma.
FELICITA CLERICI
Nota: El texto seleccionado fue tomado de la edición Suplemento “Mendoza Cultural”, Año III, No.109 de Diario “Mendoza”, Mendoza, 5 de Julio de 1981.
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