Creada en la Ciudad de General Alvear, Provincia de Mendoza, en el año 1935.

martes, 8 de abril de 2014

GISELLE ARONSON (Gálvez, Santa Fe)

TRISTE

 

Le dejé mi tristeza en la puerta. Cuidámela un rato, le pedí, ya vuelvo. Él la hizo pasar, le lavó la cara sucia y la invitó a jugar un rato con su gato. Le hizo chocolatada con tostadas y dulce de leche. Después,le dejó tocar las teclas de su piano y le puso algunas canciones en el equipo. Mi tristeza y él se sacaron fotos, dibujaron con crayones en hojas lisas de colores y se rieron mucho con chistes tontos. Todo eso me lo contó ella cuando la fui a buscar. Él abrió la puerta y me devolvió mi tristeza limpia y sonriente, como nueva. Cuando vuelva a ponerse oscura, volveré allí, a llevarla de visita.

 

 

CLIC

Dispuesto a limpiar los residuos virtuales, abrió el navegador, cliqueó “Historial” y eligió la alternativa “Eliminar todos los datos de navegación”. Un menú se desplegó debajo de la flecha, le sugería el borrado de los datos: desde hacía una hora, ayer, la semana pasada, un mes o el origen de los tiempos. Le causó gracia la última opción, dirigió el cursor hacia allí y apretó el botón del mouse. Caos, oscuridad y una gran explosión. En un instante, todo volvió a ser principio.

 

 

SMARTPHONE

Mi celular cuenta con un sistema predictivo de escritura: cuando presiono los botones, busca en un diccionario los términos posibles. Aunque sea una simple tecnología, sospecho que algo más ocurre. Si yo tecleo “ansiedad”, el aparato escribe “sequedad”. Si ingreso “boca”, predice “viva”. Si intento con “piel”, refiere “pido”; escribo “horas”, el teléfono interpreta “gotas”. “Palabras” se convierte en “parajes”, “silencio” se vuelve “dolencia”. Pero hay algo más extraño: si escribo “cerca”, aparece tu nombre.


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