EL ORÁCULO
El cursor parpadeaba delante de mí inquiriendo la pregunta, el aburrimiento hizo el resto. Escribí en el buscador «sentido de la vida», y allí que devolvió un solo resultado, escueto, preciso, unívoco, absurdo, como no podía ser de otra manera.
A continuación se me ocurrió otra pregunta, «¿cómo desaparecerá la Humanidad?». Y otra vez un solo resultado con toda clase de detalles: fechas, términos científicos de sismología, nombres de plagas, efectos climatológicos con su explicación detallada y animaciones de distinta índole, siempre con fuego por todos lados.
Aliviado al ver que el Fin del Mundo no me alcanzaba, hice una búsqueda, digamos, más mundana: «¿Me engaña Lidia?». Junto a la respuesta toda clase de detalles de fechas y horas, duraciones, enlaces a perfiles de redes sociales de al menos ocho hombres distintos, cuatro de ellos vecinos, y lo más humillante: enlaces a posturas del Kamasutra, a saber, el pájaro prisionero, el puente de madera, el escandinavo, el visitante, defensa amorosa, dulzura oriental, la cruz noruega… En fin, treinta y nueve posturas acompañadas de sus treinta y nueve videos extremadamente explicativos. También un enlace a los toros de lidia.
Hace dos semanas que escribí la última pregunta en el buscador. Todavía no he reunido el valor suficiente para asomarme a la pantalla.
De: “Vosotros, los muertos” (2016)
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