Creada en la Ciudad de General Alvear, Provincia de Mendoza, en el año 1935.

lunes, 3 de febrero de 2014

LECTURAS DE ARCHIVO: ALICIA DUO

LA CURANDERA

No se va el dolor.
Alguno le precisa que para todo hay un remedio,
que allá, en aquel rancho,
alguien posee el don de curar  males.
El hombre, de simple pantalón y en alpargatas,
pedalea en la antigua bicicleta.
Esquiva, en el apuro, perros hambrientos,
piedras filosas, los espinos.
Por fuerza ha de encontrar  el cierre de la herida.
El consejo del amigo es, de algún modo, una esperanza.
Entra en la habitación de tierra apisonada.
detrás el humo de un cigarro, que escupe y que mastica,
la vieja no lo ve,
pero jura que percibe, con claridad acostumbrada,
la ojeadura del mal, la envidia, lo torcido.
Ella lo escucha, asintiendo a cada queja,
le hace la cruz sobre la frente,
lo ensaliva y le asperja el cuerpo
con las hierbas, mojadas, pegadizas.
Lo arrodilla a la fuerza y le prende una vela
en cada mano.
“Ya estás curao” le espeta y presurosa
le saca las monedas y el billete.
Él se aleja otra vez, con ese giro
de cadena circular ya muy cansada,
y bajo el cuello, hay una soga que ahora no molesta.
Su camino de vuelta es prolongado.
Busca algún árbol que domine el horizonte,
para largar la cuerda hacia la rama.
Equilibrado sobre la bicicleta,
patea lejos las dos ruedas,
que lo llevan más rápido a otro viaje.
El corte de garganta le saca el aire de la tarde,
el aliento del ay que no pronuncia.
Ahora sí que está seguro
que no tiene el dolor de recordarla.

ALICIA DUO

Nota: El texto seleccionado fue tomado del Suplemento “Cultura” de Diario Los Andes,  Mendoza, 12 de Mayo 2002.

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