Creada en la Ciudad de General Alvear, Provincia de Mendoza, en el año 1935.

sábado, 30 de enero de 2016

RÉGIS JAUFFRET (Francia, Marsella, 1955)

BEBÉ NUEVO
 
Uno puede amar durante mucho tiempo a una mujer que ya no quiere estar con uno, y porque uno todavía la ama, casarse con su hija. Aquella mujer había sido mi tutora en la universidad y teníamos amoríos clandestinos. Me dejó al cabo de algunos meses por un estudiante de licenciatura. Hoy sé que yo sólo era un juguete sexual para ella, un pene joven enclavijado a un cuerpo de adulto cuya piel había conservado como reflejos de adolescencia. Su hija siempre ignoró nuestras relaciones, pero revolviendo una vez la cartera de la madre encontré una foto de ella jugando al tenis. Después de la separación, una rápida pesquisa me permitió descubrir el club del que era socia. Tres semanas más tarde, lograba llevarla a la cama. Antes de cada relación sexual, agujereaba el preservativo con una aguja. Logré convencerla de que no abortara, y de que se casara conmigo por imaginarias razones de orden moral. Desde entonces, cada vez que la siento a punto de escaparse, da a luz al año siguiente a un bebé nuevo cuyos tres o cuatro kilos le impiden huir, como un grillete. Todavía no somos una familia numerosa, nuestros cuatro hijos hacen de nosotros una pareja tan solo meritoria. Para darle ánimo, antes de cada nacimiento le regalo una joya. Se la deja sin estrenar a las enfermeras. —Te amo. —Sé que no. Se niega a dejarme entrar a la sala de parto. Espero la entrega con su madre enfrente de la máquina de café. Se volvió triste, y me odia. Por su inteligencia, su perseverancia natural, entendió desde el principio que mi amor era una maniobra para obligarla a que formara parte de mi vida. Trata de no mirarme a los ojos, de no besarme en la mejilla. Pero en las reuniones familiares me gusta escucharla hablar, aunque es lo suficientemente hábil para no dirigirme a mí directamente ni una sola palabra. Y además, me lavo las manos en su baño, entre sus productos de maquillaje, sus frascos de perfume. La respiro. —Te amo. Ella no responde. Hace como que sigue tomando el vasito de café. Mira el estacionamiento a través del vidrio. La escucho sollozar suavemente, mientras su hija sigue pujando jadeante a mi prole.
 
De “El amor es eso” (2011)

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