Creada en la Ciudad de General Alvear, Provincia de Mendoza, en el año 1935.

sábado, 18 de julio de 2015

CHARLES DICKENS (Inglaterra, 1812-1870)

LA HIEDRA
 
Es planta delicada la dulce verde hiedra
que se arrastra solemne en las antiguas ruinas.
De lo que engulle escoge, por su mejor banquete,
—me supongo—, su celda por solitaria y fría.
La pared se derrumba, la piedra se deshace
satisfecha su hambre, su delicado antojo
es el polvo enmohecido que los años deshoja:
es su alegre sustento, su comida feliz.
Se arrastra sigilosa donde no existe vida,
es una rara planta la verde antigua hiedra.
Y se eleva instantánea aunque no tiene ala
sólo late en su cuerpo un firme corazón.
Cómo se adhiere, enrosca, aferrada a la tensa
inabarcable rama, del negro enorme roble.
Y astuta se desliza, suavemente en el suelo
y sus hojas semejan leves, amables olas.
Alegremente abraza y rastrera rodea
el rico moho fúnebre en la tumba de un muerto.
Se arrastra sigilosa donde la muerte es triste,
es una rara planta la verde hiedra antigua .
Edades han huido y sus obras decaen
y naciones enteras, dispersadas se alejan;
sin embargo, la hiedra no se marchita, es fuerte
su salud es robusta y su verde abundante.
Vieja y valiente planta en tus días solitarios
te alimenta el pasado y a la memoria nutres:
Por más alto e imponente, un edificio se alce
aunque sea el alimento de la hiedra voraz.
Se arrastra sigilosa donde el tiempo se acaba,
es una rara planta la antigua hiedra verde.
 
(Versión libre del inglés, Mario Bojórquez)

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