Creada en la Ciudad de General Alvear, Provincia de Mendoza, en el año 1935.

jueves, 17 de mayo de 2012

PARA COMPARTIR: POESÍA DE BRASIL


CARLOS DRUMMOND DE ANDRADE
(1902-1987)
Traducción de Felipe Martínez Pinzón-Elizaberth Zaita.
 
Carrego comigo
Carrego comigo
há dezenas de anos
há centenas de anos
o pequeno embrulho.

Serão duas cartas?
será uma flor?
será um retrato?
um lenço talvez?

Já não me recordo
onde o encontrei.
Se foi um presente
ou se foi furtado.

Se os anjos desceram
trazendo-o nas mãos,
se boiava no rio,
se pairava no ar.

Não ouso entreabri-lo.
Que coisa contém,
ou se algo contém,
nunca saberei.

Como poderia
tentar esse gesto?
O embrulho é tão frio
e também tão quente.

Ele arde nas mãos,
é doce ao meu tato,
Pronto me fascina
e me deixa triste.

Guardar em segredo
em si e consigo,
não querer sabê-lo
ou querer demais.

Guardar um segredo
de seus próprios olhos,
por baixo do sono,
atrás da lembrança.

A boca experiente
saúda os amigos.
Mão aperta mão,
peito se dilata.

Vem do mar o apelo,
vêm das coisas gritos.
O mundo chama!
Carlos! Não respondes?

Quero responder.
A rua infinita
vai além do mar.
Quero caminhar.

Mas o embrulho pesa.
Vem a tentação
de jogá-lo ao fundo
da primeira vala.

Ou talvez queimá-lo:
cinzas se dispersam
e não fica sombra
sequer, nem remorso.

Ai, fardo sutil
que antes me carregas
do que és carregado,
para onde me levas?

Por que não me dizes
a palavra dura
oculta em teu seio,
carga intolerável?

Seguir-te submisso
por tanto caminho
sem saber de ti
senão que te sigo.

Se agora te abrisses
e te revelasses
mesmo em formas de erro,
que alívio seria!

Mas ficas fechado.
Carrego-te à noite
se vou para o baile,
De manhã te levo

Para a escura fábrica
De negro subúrbio.
És, de fato, amigo
Secreto e evidente.

Perder-te seria
perder-me a mim próprio.
Sou um homem livre
mas levo uma coisa.

Não sei o que seja.
Eu não a escolhi.
Jamais a fitei.
Mas levo uma coisa.

Não estou vazio
não estou sozinho,
pois anda comigo
algo indescritível.
Cargo conmigo
Cargo conmigo
hace decenas de años
hace cientos de años
el pequeño embrollo.

¿Serán dos cartas?
¿será una flor?
¿será un retrato?
¿un pañuelo tal vez?

Ya no me acuerdo
donde lo encontré.
Si fue un regalo
o si fue robado.

Si los ángeles descendieron
trayéndolo en las manos,
si flotaba en el río,
si planeaba en el aire.

No me atrevo a abrirlo.
Qué cosa contiene
o si algo contiene
nunca lo sabré.

¿Cómo podría
intentar ese ademán?
El embrollo es tan frío
y también tan caliente.

Arde en las manos,
es dulce a mi tacto.
Pronto me fascina
y me deja triste.

Guardar en secreto
en sí y consigo,
no querer saberlo
o querer demasiado.

Guardar un secreto
de sus propios ojos,
por debajo del sueño,
detrás del recuerdo.

La boca experimentada
saluda a los amigos.
Mano aprieta mano,
pecho se dilata.

Viene del mar el reclamo,
vienen de las cosas gritos.
El mundo te grita:
¡Carlos! ¿No respondes?

Quiero responder.
La ruta infinita
va más allá del mar.
Quiero caminar.

Mas el embrollo pesa.
Viene la tentación
de arrojarlo al fondo
de la primera zanja.

O tal vez quemarlo:
cenizas se dispersan
y no queda sombra
siquiera, ni culpa.

Ay, fardo sutil
antes que cargarte
fui por ti cargado,
¿para dónde me llevas?

¿Por qué no me dices
la palabra dura
oculta en tu seno,
carga intolerable?

Seguirte sumiso
por tantos caminos
sin saber de ti
sino que te sigo.

Si ahora te abrieses
y te revelases
aún en formas de error,
¡qué alivio sería!

Mas permaneces cerrado.
Te cargo de noche
si voy para el baile.
De mañana te llevo

para la oscura fábrica
del negro suburbio.
Eres, de hecho, amigo
secreto y evidente.

Perderte sería
perderme a mí mismo.
Soy un hombre libre
pero llevo una cosa.

No sé lo que sea.
Yo no la escogí
Jamás la detallé.
Mas llevo una cosa.

No estoy vacío,
no estoy tan solo
pues anda conmigo
algo indescriptible.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario