LOS CARAMELOS
En mitad de la mesa,
hacinados en un cóncavo recipiente, duermen los caramelos. Su sueño es dulce y
sin ronquidos. La mano que elegirá a uno de ellos todavía está lejos, ni
siquiera ha entrado en la habitación, ni siquiera ha pulsado el timbre de la
casa. Cuando esto suceda, cuando la mano salga al fin del bolsillo, pulse el
timbre, entre en la habitación y se aproxime a la mesa, los caramelos se
desprenderán de su dulce sueño agitándose levemente, y cada uno de ellos rezará
esperanzado a su dios particular (de color rojo, de color verde, de color
naranja) para ser el elegido y disolverse para siempre en el cielo de una boca.
De “Fuerza menor” (2016)
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