Creada en la Ciudad de General Alvear, Provincia de Mendoza, en el año 1935.

sábado, 24 de septiembre de 2016

AGUSTÍN MONSREAL (México, Mérida, Yucatán,1941)


LLUVIA

Lluvia:Agua que cae del cielo de muchísimas maneras, tantas y tantas, que casi casi podría decirse que hay una para cada quien y para cada circunstancia. Se utiliza también como tema de conversación, como metáfora, como mero recurso imaginativo, de este modo existe:
la que forma charcos y regocija a los niños porque les permite salir a empaparse y a chapotear en las aceras; 
y la que pone de malas a los adultos porque a los adultos ya no les gusta jugar y se enferman cuando se mojan;
y la que cae de pi, la que cae de perlas, la que nos viene como anillo al dedo;
y la fufurufa que nomás se da a desear porque siente que está a pedir de boca;
y la chiquita pero picosa que descompone semáforos y provoca accidentes y apagones;
y la de antes de las tres, que nos anuncia una buena tarde;
y la que se convierte en tormenta y pone a temblar a los árboles;
y la que se torna melancólica en los ojos de los pájaros;
y la que le rompe la cara a la launa reflejada en el estanque;
y la pobrecita que para fines de temporada cada vez va siendo menos de lo que antes era;
y la lluvia de gota gorda, y la de granizo, y la de chipi chipi;
y la que se nos viene encima sin agua va;
y la que vuelve más largas y más grises las tardes aburridas;
y la de los soñadores, que tantito quieren para meterse entre los muslos dela nostalgia;
y la lluvia de estrellas que casi nadie ha visto;
y la que anda de boca en boca como señora de sociedad;
y la lluvia de insultos y maldiciones que nos dejan secos;
y la de sapos, culebras, renacuajos y lombrices;
y la de los ciclistas que van dejando estelas en el pavimento como los barcos en el mar;
y la de las aves que se quedan ahí nomás paraditas, chorreando por todas sus plumas como diciéndole a la lluvia qué te hice yo para que me hicieras esto;
y la de besos sobre los cachetes de papá cuando regresa de viaje y enlos de mamá cuando nos regala un hermanito; 
y la de los que no tienen un paraguas ni una manga de hule ni una muchacha al lado para compartir la lluvia;
y la que nos deja solos en el mundo bajo un toldito en una esquina,
y la que le rompe sus pétalos a las flores y le arranca sus hojas a los árboles y a veces hasta les descuaja sus ramas.
y la presumida que apenitas se deja ver;
y la de ojos fáciles, o sea, la que solo llorar por llorar;
y la de ojos alegres, esto es, la que todo se le va en coqueteo;
y la de cascos ligeros que se lleva el viento;
y la que hace a los ríos perder la cabeza y correr como locos y desbordarse por todas partes;
y la lluvia en la playa, que se desata porque enloquece de celos contra la mar;
y la que cae a cántaros o a cubetazos, como gustes;
y la que llueve sobre mojado;
y la que le desnuda sus pudores al arcoiris;
y la lluvia de cojines en la plaza de toros;
y la de cerveza en el estadio de futbol y en la arena de box;
y la de impuestos con que nos ahoga el gobierno;
y la de mentadas contra el gobierno por imponer tantos impuestos;
y la mortal lluvia negra ocasionada por la mano inmoral y buitrera de los científicos sometidos a los generales del imperio;
y la que manda por delante tamañas nubesotas negras y a la hora de la hora acaso si chispea;
y la que se recoge en tinajas y se pone a serenar;
y la que danza con sus patitas de paloma sobre los aleros;
y la que le quita al sol la sonrisa de los labios y nos malogra la fiesta en el jardín;
y la mosquita muerta que le da ese su saborcito tequilero a la tarde;
y la engañifera que nos humilla mandándonos a la cama, escurriendo de fiebre, con gripe, con pulmonía, con bronconeumonía.
y la jineta que viene montada en el huracán, en el tornado;
y la que oye el canto de las sirenas y se arroja en los brazos del mar;
y la que primero se hace del rogar durante meses y meses y provoca sequías y tolvaneras y luego se olvida de sí misma y nos inunda las casas y nos emperjuicia las cosechas y ya no hallamos la hora de hacerla que se vaya muy por donde vino;
y la lluvia triste de los entierros;
y la que oscurece tanto el cielo que provoca el disgusto de Dios;
y la que en las noches de invierno nos refresca el alma;
y la culta que se convierte en adverbio: lluviamente, lluvecidamente, enlluviadamente; en adjetivo: lluviado, lluviante, enlluvecido; en verbo: lluviar, enlluvecer, lluvecear.
y la que nos empaña los lentes, nos apaga el cigarro, nos echa a perder los papeles;
y la que se le mete a la tierra bajo las faldas para sacarle su olor a mojado;
y la que se marida con el trueno, con el relámpago, con el rayo,
y la que se quedan esperando como novios plantados los desiertos; 
y la que nos deja sin ir a clases o, si vamos, sin salir al recreo;
y la que nos hace ver nuestra suerte en los aviones;
y la que nos encierra literalmente a piedra y lodo en el hotel durante las vacaciones que planeamos y esperamos a lo largo de tantos meses;
y la que cae justo cuando nos ponemos los zapatos nuevos, el traje nuevo, el vestido nuevo, o cuando acabamos de lavar el coche;
y la que entristece a los perros callejeros y hace ver melancólicas a las gallinas;
y la debilucha que se convierte en juguete del viento;
y la calzonuda que obliga al viento a salir corriendo;
y la que se le cae de los ojos a esas nubes que de todo lloran;
y la que fastidia tanto al medio día que después ni el sol lo calienta;
y la lluvita de los enamorados, que lo mismo acaricia que se vuelve lágrima;
y la que como el amor llega cuando menos se le espera;
y la que como ciertos amores se evaporan tan pronto como llega;
y las lluvias que parecen eternas;
y las que permanecen en el olvido;
y las que nos marcan con su recuerdo...
y como son tantas y tantas las lluvias no hay modo de decirlas todas, ni hay modo de ponerles fin.
La lluvia, pues, es todas las lluvia. Y es dichosa porque no tiene edad y hace lo que se le da la gana: llega cuando se le antoja y cuando es su capricho se larga. La lluvia es de todos y no es de nadie, por eso anda de aquí para allá, nunca la misma aunque siempre nos parezca igual.
Niña que de jugar jamás se cansa, la lluvia me está llamando arrojándome piedrecitas de agua contra la ventana.

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