NOCHE INMENSA
Era ese momento de la noche en que uno despierta casi a gritos, justo antes del final de un sueño tenebroso.
Caminé en la noche y me puse en puntas de pie para mirar aún más la oscuridad a través de la ventana.
Y la oscuridad simulaba quietud. Choqué sin querer con los relojes. El tiempo transcurría. Por lo que decidí ocultar los relojes.
Sin embargo cuando observé otra vez el exterior ya casi amanecía.
Tenía tanta sed. Y mi cuerpo estaba tan mojado por el calor del verano en el pueblo (a pesar de que yo ya vivía en la ciudad).
Hubiese querido ser deseada por alguien. Pero, ¿quién se atrevería a desear a una moribunda?.
De “El artista del sueño y otros cuentos” (1981)
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