JUSTO CASTIGO
Los demonios
me contaron que hay un infierno para los sentimentales y los pedantes. Ahí los
abandonan en un interminable palacio, más vacío que lleno, y sin ventanas. Los
condenados lo recorren como si buscaran algo y, ya se sabe, al rato empiezan a
decir que el mayor tormento consiste en no participar de la visión de Dios, que
el dolor moral es más vivo que el físico, etcétera.
Entonces los
demonios los echan al mar de fuego, de donde nadie los sacará nunca.
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