Los aburridos
El sol, aburrido
de ser dorado,
pidió a la luna
su fino velo plateado.
La luna, aburrida
de ser plateada,
le dijo al sol si le daba
su linda aureola dorada.
Llegó la luna
en su coche
de noche
y terciopelo,
y entregó al sol su velo
de plata sola,
y el sol le dio a la luna
su gran aureola.
Llegó la luna en su coche
de noche,
y desde entonces,
sí, señoría,
Ya no se sabe cuándo es de noche,
ya no se sabe cuándo es de día.
¡Qué picardía!
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