HISTORIA DE HORMIGA
Una hormiga nació blanca
en medio de un hormigal
donde todas eran negras
o morenas por demás.
La madre le dio aceitunas
de las negras nada más,
para ver si oscurecía
más lueguito de almorzar.
Pero, de blanca, la hormiga
no dejaba de brillar;
blanca su espalda de luna,
blancas patas de coral.
Cuando la hormiga fue grande
decidió peregrinar;
saludó con un pañuelo
con orillitas de sal.
Recorrió caminos negros
y otros, de piedra real,
donde todos los colores
se ponían a jugar.
Y encontró una ciudad llena
de hormiguitas sin pintar,
blancas, del blanco que queda
cuando se pone a nevar.
Y después, la ciudadela
donde viven, sin pelear,
hormigas de cien colores,
diferentes por igual.
Entonces, subió a una piedra
para ponerse a pensar
en qué lugar armaría
su casita de cristal.
Nadie sabe dónde ha ido,
petalito de azahar.
Pregunten cuando la vean
dónde hizo su solar.
EL GRILLO
Con cuatro palitos finos,
el grillo encendió una hoguera.
La chispa con que encendió
¿de dónde la consiguiera?
Fueron rodeando su brillo,
cuando la helada fue negra,
hormigas en camisones
trepaditas a las piedras.
Llegaron muchas avispas
con trajes de enredadera,
flacos mosquitos con frío,
bichos de luz sin linterna.
Como la vela de un barco,
como un pétalo que sueña,
la mariposa del aire
se posó sobre la tierra.
Poco después se durmieron,
deseando que siempre hubiera
un grillo y cuatro palitos,
para encender una hoguera.
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