Creada en la Ciudad de General Alvear, Provincia de Mendoza, en el año 1935.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

PATRICIO G. BAZÁN (Buenos Aires, 1965)

EL ULTIMO POSTRE

—Ahhhh, qué manera de comer, muchachos! Che Mateo, vos que sos bueno con los números, ¿cuánto hay que poner per capita?
—¿Vos decís dividir todo por trece, Santi?
—Y, comimos más o menos lo mismo, es más fácil...
—Eeehhh, yo tomé un poquito de vino, nomás!
—Pedro, ¿vos no habías pedido una empanada más?
—No, Simón...
—Seguro? Porque me pareció que..
—No, yo pedí dos! Una de humita y otra caprese.
—Mmmm, sin embargo te ví comer una de pollo que...
—NO, LO NIEGO ROTUNDAMENTE!!!
—Bueno, hermano; tampoco es para ponerse a llorar... ¿qué pasa Tomás?
—Eeeehhh, ¿qué rompimos? Hasta que no me muestren la cuenta, no voy a creer que hayamos gastado tanto...
—Sí, ahí te doy la derecha, tendríamos que haber ido a "La Estrella de Babilonia"... Ahí sí que hacen buenas empanadas! Están preparando un gusto nuevo, no sé qué cosa de Vigilia...
—Jacobo, ¿quién pidió zapallos en almíbar? Se encareció la cuenta con el último postre... ¿fue tu primo? Ah, bueno, todo bien entonces...
—Chicos...JA..! Este no lo saben: estaban un romano, un persa y un palestino...
—(Uffff, ya empezó Tadeo con los chistes de palestinos...)
—...te digo Andresito, que en lo de Esaú se morfa lindo; decí que toooodos los días guiso de lentejas...
—...Che, Isca, vos que decís que mañana cobrás, ¡no te hagás el gil con tu parte! (este te moja el pancito en la salsa, pero a la hora de meter la mano en la bolsa...)
—Uuuh, qué tarde se hizo, ¿quién me acerca hasta Cafarnaúm?
—Estoy sin el carro, Isca... problemas con el burro, viste?
—No sabés lo que escribió el turro de Lázaro en mi muro... tuvimos que pintar enseguida porque los vecinos después repiten, ¿viste?
...porque parece que Pilatos les dio la concesión para las obras públicas a la empresa ésa, la INRI..
—Si van a hacer tanto lío con la cuenta, me parece que va a ser la última vez que ceno con ustedes!!!
—Tranquilo, Judas; tampoco salió tan caro como para terminar ahorcado!
—...yo sabía, yo sabía; siempre Juan y Pedro eligen dónde comer y terminamos todos descontentos...
—...y siempre me dice "este año nos vamos de vacaciones a Mikonos". ¡Já, con mi sueldo de recaudador..!
—Vamos yendo Bartolito, que se está poniendo fresco.
—Tenés razón, Felipe; me agarró una cosa acá, en el pecho... como un frío, pero no de la noche, ¿me entendés? Frío como que va a pasar algo medio fulero...
—¿Sabés que a mí también? Piel de gallina, hermano. Preguntémosle al troesma, que él sabe de estas cosas...
—...y el borracho les dice, subiéndose la túnica, "disculpe, señora, pensé que era mi suegra!". Jaaaaaaaaahhh, jajajajaja...
El hombre flaco miró a sus amigos, deteniéndose en cada una de sus feas y hermosas caras, prendiéndose en el corazón cada gesto con alfileres de amor y de risas. "Padre —pensó, o quizás llegó a decirlo—, ¡cómo voy a extrañar a estos atorrantes..!", y entonces se dió cuenta: tanta carcajada, tanto alboroto, tanta palmada en la espalda... "¡Están distrayéndome! Lo saben, de algún modo lo saben... Tres años juntos, compartiendo el pan y la sal, las penurias y las maravillas, me conocen mejor que yo mismo...".
En ese momento, quiso reunirlos a todos en un abrazo inmenso y eterno, y quedarse para siempre, no morir nunca más.
Un ruido lo distrajo: un plato o un frasco que se había caído al piso, lo que llenó aún más la noche de risas y aplausos. Habían comido y bebido de más pero no importaba, se dijo con una sonrisa cómplice: mañana sería un día muy largo, un día rojo, nublado y definitivo. Mejor disfrutarlos ahora: ¿qué mal podía haber en ésto?
Salió junto con sus discípulos, silbando un tanguito inédito de un gordo de chivita que habría de nacer del otro lado del mar, dentro de mucho.
—Nos vemos, muchachos! Si no, quedamos para el domingo!

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