CONFUSIÓN EN EL LABERINTO
a Silvia Esparza
Teseo roba el ovillo de lana de Penélope y se interna en el laberinto, dispuesto a matar al Minotauro. Dédalo y su hijo Ícaro, planean en el cielo, muy cerca del sol. La cera de sus alas se derrite y las plumas caen como copos de nieve sobre el desierto.
-¡Aleluya! ¡Aleluya! –exclama de rodillas Moisés- ¡Alabad al señor que nos manda el maná!.
De “Confusión en el laberinto y otros microrrelatos” (2013)
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