Creada en la Ciudad de General Alvear, Provincia de Mendoza, en el año 1935.

sábado, 24 de octubre de 2015

VICENTE HUIDOBRO (Chile, Santiago de Chile, 1893-Cartagena, 1948)

PARA LLORAR

 

Es para llorar que buscamos nuestros ojos

Para sostener nuestras lágrimas allá arriba

En sus sobres nutridos de nuestros fantasmas

Es para llorar que apuntamos los fusiles sobre el día

Y sobre nuestra memoria de carne

Es para llorar que apreciamos nuestros huesos y a la muerte sentada junto a la novia

Escondemos nuestra voz de todas las noches

Porque acarreamos la desgracia

Escondemos nuestras miradas bajo las alas de las piedras

Respiramos más suavemente que el cielo en el molino

Tenemos miedo

 

Nuestro cuerpo cruje en el silencio

Como el esqueleto en el aniversario de su muerte

Es para llorar que buscamos palabras en el corazón

En el fondo del viento que hincha nuestro pecho

En el milagro del viento lleno de nuestras palabras

 

La muerte está atornillada a la vida

Los astros se alejan en el infinito y los barcos en el mar

Las voces se alejan en el aire vuelto hacia la nada

Los rostros se alejan entre los pinos de la memoria

Y cuando el vacío está vacío bajo el aspecto irreparable

El viento abre los ojos de los ciegos

Es para llorar para llorar


Nadie comprende nuestros signos y gestos de largas raíces

Nadie comprende la paloma encerrada en nuestras palabras

Paloma de nube y de noche

De nube en nube y de noche en noche

Esperamos en la puerta el regreso de un suspiro

Miramos ese hueco en el aire en que se mueven los que aún no han nacido

 

Ese hueco en que quedaron las miradas de los ciegos estatuarios

Es para poder llorar es para poder llorar

Porque las lágrimas deben llover sobre las mejillas de la tarde

 

Es para llorar que la vida es tan corta

Es para llorar que la vida es tan larga

 

El alma salta de nuestro cuerpo

Bebemos en la fuente que hace ver los ojos ausentes

La noche llega con sus corderos y sus selvas intraducibles

La noche llega a paso de montaña

Sobre el piano donde el árbol brota

Con sus mercancías y sus signos amargos

Con sus misterios que quisiera enterrar en el cielo

La ciudad cae en el saco de la noche

Desvestida de gloria y de prodigios

El mar abre y cierra su puerta

Es para llorar para llorar

Porque nuestras lágrimas no deben separarse del buen camino

 

Es para llorar que buscamos la cuna de la luz

Y la cabellera ardiente de la dicha

Es la noche de la nadadora que sabe transformarse en fantasma

Es para llorar que abandonamos los campos de las simientes

En donde el árbol viejo canta bajo la tempestad como la estatua del mañana

 

Es para llorar que abrimos la mente a los climas de impaciencia

Y que no apagamos el fuego del cerebro

 

Es para llorar que la muerte es tan rápida

Es para llorar que la muerte es tan lenta

 

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