ÚLTIMO POEMA
Quise amarte y te amé. Junto a mi voz te quise
para nombrar contigo la defunción del sueño
Tú eras verdad. Estabas. Y un sutil poderío
me arrastraba a tus formas de alabastro magnético.
Tus ojos navegables, tus cabellos de lluvia,
tus pechos que rotaron impunemente míos;
todo lo que tus labios, sin hablar, descifraban:
la identidad del goce, la embriaguez del olvido.
Pero también, y acaso talismán más seguro,
los gestos, las llamadas, los minúsculos hábitos;
el hombro en que se acoge las fatigas del día,
las manos que se juntan en un parque con pájaros.
Así te amé y me amaste; lo sé, fuimos felices,
como escolares que vienen en tranvías celeste.
Y las noches nos vieron entrelazados, puros,
nupciales, orgullosos, rendidos, inocentes.
Todo ha pasado. Todo. Nunca estaremos juntos.
Una rosa marchita son tu nombre y mi nombre.
Sin embargo te amé como un niño, lo juro;
igual que el niño que ama su juguete y lo rompe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario