ESPÍRITUS
Mi gato puede ver espíritus. De la nada, de golpe, mira un punto fijo en el aire, corre, salta y atrapa algo que yo no veo.
En las tardecitas de verano subimos a la terraza; yo tomo mate y él juega con algunas almas que deambulan por ahí hasta que, cansado, me mira fijo, trota, salta, se acomoda en mis piernas y se duerme tranquilo.
A mí me atrapó hace rato.
De “Flora y Fauna” (2015)
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