Creada en la Ciudad de General Alvear, Provincia de Mendoza, en el año 1935.

martes, 19 de mayo de 2015

ESTEBAN VALENTINO (Castelar, Buenos Aires, 1956)

LAS BUENAS BRUJAS
 
Caminan entre nosotros,
parecen amas de casa,
suben a los colectivos
y amanecen de mañana.
 
Hacen colas en los bancos,
en vacaciones descansan
pero no habitan castillos
ni cuevas desencantadas.
 
No preparan sus brebajes
con uñas y piel de rana
y hacen sus dulces caseros
con azúcar y manzana
 
y con sus escobas barren
los pasillos de su casa
chiquita. No vuelan nunca
ni usan fórmulas extrañas.
 
Pero si alguno de ustedes
tiene dolor en la panza
o –lo que es mucho peor-
tiene dolor en el alma.
 
Si el recuerdo es una espina,
si aman a quien no ama,
si entienden tarde que el día
no está hecho de oro y plata.
 
Si a la noche llegan solos
y empiezan solos el alba
porque hacen de los inviernos
y el olvido su marca
 
queda algo por hacer.
Hay una esquina olvidada
y hay una noche del año
en que las brujas se abrazan.
 
En esa noche y esquina
las buenas brujas encarnan
y hacen rondas bajo el cielo
con pitos, bombos, maracas.
 
Hay que saber el lugar
y llegar a la hora exacta.
Hay que saber qué decir
y decir esa palabra.
 
Y si todo sale bien,
si nadie mete la pata,
la soledad se hace amiga,
la avaricia, mano dada.
 
Es difícil conocer
esquina, hora y palabra
pero si tienen la suerte
de bailar la buena danza
 
cuando termine la noche
y empiece la madrugada
volverán pateando piedras
silbando, como si nada
 
y dirán al día siguiente
“ya no tengo herida el alma,
ayer vi a una buena bruja
ayer, cuando caminaba
 
y la soledad se fue
mi vida ya no es avara
y no quiero que el olvido
me vuelva a mostrar la cara.
 
Pero algo debe fallar
con las brujas y su magia
porque mi amor sigue intacto
y quien amo no me ama”.
 
Ahora saben algo más
que hasta recién ignoraban.
Las buenas brujas existen
pero en amores…
…pero en amores fracasan.


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