Creada en la Ciudad de General Alvear, Provincia de Mendoza, en el año 1935.

domingo, 7 de septiembre de 2014

ANTONIO SERRANO CUETO (Cádiz, España, 1965)

EL FOTÓGRAFO

Al cabo de una sesión vespertina agotadora, el viejo fotógrafo recoge su equipo, se pone la gabardina y se despide de su ayudante y de la joven modelo, que ha entregado sin descanso su cuerpo desnudo a la mirada focal del artista. Abandona el estudio y camina hacia su apartamento. Sabe bien que el lastimero maullar de los gatos que lo acompañan por el callejón presagia una noche de tormenta, y que en esas noches merodea cerca el asesino. Piensa en la joven, en su obstinado propósito de alcanzar la fama antes de cumplir los veinte años. La luna desaparece detrás de las nubes y la silueta de la ciudad se esfuma con la primera lluvia. El fotógrafo, que empieza a sentir el cansancio de mantener dos oficios, se refugia en las sombras y aguarda.
 
 
LA TENTACIÓN ESPERA ARRIBA
 ...
 ..Cada domingo después del oficio, media docena de demonios, enanos y alborotadores, vuelan desde una de las muchas puertas del Infierno hasta la calle donde vive el padre Damián y lo esperan ansiosos delante de la puerta de su apartamento. A pesar de su avanzada edad, el sacerdote sube los sesenta y seis peldaños con energía juvenil, sujetando en una mano la bolsa con el almuerzo que le ha preparado doña Amparo, la mujer del sacristán, y con la otra, los negros bajos de la sotana. 
....Cuando llega al rellano, mira a los demonios de reojo, saca un tarrito con agua bendita y traza una frontera líquida en el umbral de la puerta. Los demonios escupen una retahíla de blasfemias en latín y se golpean entre ellos con saña, pero el padre Damián, que ya hace tiempo se conduce inmutable ante los desaires del Maligno, cierra la puerta altivo y se aplica religiosamente al condumio. Es una escena cotidiana, repetida después de cada misa dominical en los últimos veinte años.
.....En contra de la creencia popular, los demonios tienen una paciencia finita. Hartos de los desplantes semanales del viejo cura, acaban desistiendo del asedio y deciden marcharse para siempre en busca de otro ministro de la Iglesia más vulnerable. Con torpe revuelo de alas y cuernos desaparecen por el alto ventanuco que ilumina las escaleras.
.....Hace ya un mes que el rellano está vacío, mas el padre Damián sigue fiel cada semana a su rutina: llena su tarrito en la pila de agua bendita, recoge el almuerzo de manos de doña Amparo, recorre la poca distancia que media entre la parroquia y el portal y, balanceando la bolsa en una mano y sujetándose con la otra los negros bajos de la sotana, va subiendo hacia el rellano. Pero cómo suda y jadea ahora por esas escaleras de Dios.
 

EL LECTOR NOCTÁMBULO

Instruido durante mucho tiempo en los cuarteles del insomnio, el lector noctámbulo mora entre las sombras letradas de la Sala de Manuscritos, Raros e Incunables. Códices españoles del siglo XI, incunables de Lutecia, volúmenes quinientistas importados de los talleres de Amberes o Basilea. No hay libro antiguo que se resista a su olfato prodigioso, ya oculte su fruto bajo la cáscara de los latines medievales, del griego bizantino o de la indescifrable arabía. Se ha acostumbrado al polvo secular de los anaqueles, al olor a humedad que corroe la madera en los siete sótanos y a los guardianes que vigilan apostados en las tinieblas; y aunque la iluminación de la biblioteca es pésima, goza de vista de roedor y conserva inmaculado el deseo de acariciar la piel áspera de los infolios. Pero cuando el alba asoma por las claraboyas y los viejos vitrales, restableciendo la dimensión humana de los techos artesonados y los pasillos angostos, corre a refugiarse, hasta el próximo ocaso, en su ratonera.

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