LA PRIMERA MIRADA
La primera mirada es decisiva;
no hay que asombrase
si sobre la mesa el pan no humea.
En el centro del mantel
la jarra ha sido reemplazada
por el grito,
y así la escena familiar
se repite indefinidamente.
Si el cielorraso se agrieta
y llueven filigranas de cal
sobre las cabezas,
no hay de qué preocuparse.
Al fin y al cabo
el deterioro es el signo de este siglo
y aún nos queda el patio trasero
donde poder mudar nuestra prosapia.
ANTONIO ALIBERTI
Nota: El texto seleccionado fue tomado del “Suplemento Cultura” de Diario La Prensa, Buenos Aires, 22 de Enero 1989.
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