VERSIÓN DE UNA TARDE
De niña corría tras las ardillas,
quería atrapar alguna,
forzarle la boca
para conocer su aliento
a nuez roída en la penumbra.
Ayer forcé tus labios,
fue la mejor versión de una tarde:
me deslicé por tu casa,
lenta como polvo viejo
y libre como polvo nuevo.
Te apunté con los dedos
a la cabeza y dije
que si no te entregabas
te revelaría mis secretos.
La luz atravesó la ventana
como una espada
y bailé con los senos
pegados a tu camisa.
Tantos años de orinar
a la intemperie,
si me vieras, amor,
sobre las ortigas.
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