EL LECTOR QUE ESPERA
El lector que espera sigue ahí, leyendo y esperando. Está cómodo y distendido en su lectura. Y lo llamamos lector aunque no sabemos si es hombre o mujer, al fin y al cabo poco importa. Lo que interesa es que el lector que espera sigue ahí retenido. Ya no gobierna sus ojos, ni sus manos. Tampoco puede irse. Creemos que espera dar con algo en su lectura acostumbrada, después de todo esas son las reglas en el juego literario. Leer y encontrarse con algo imprevisto. El lector que espera insiste en esperar, la lectura se dilata y entonces ya es un esclavo de la espera. De a poco siente que las fuerzas del cuerpo lo abandonan. Sin embargo sigue leyendo paciente, y esperando lo inesperado. El texto, más no la lectura, acaba. Sabemos que el lector que espera seguirá esperando, y leyendo durante un tiempo inconmensurable. Al fin y al cabo esperar es también una manera de leer. La monotonía de la espera de algo incierto, desconocido e inalcanzable, lo atrapa, y lo condena para siempre.
De: "Yo también maté a un terminator" (2015)
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