LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO
Tenía cierto hombre una gallina que cada día ponía un huevo de oro. Creyendo encontrar en las entrañas de la gallina una gran masa de oro, la mató; mas, al abrirla, vio que por dentro era igual a las demás gallinas. De modo que, impaciente por conseguir de una vez gran cantidad de riqueza, se privó él mismo del fruto abundante que la gallina le daba.
Es conveniente estar contentos con lo que se tiene, y huir de la insaciable codicia.
EL TORDO
Picoteaba un tordo los granos de un bosquecillo de mirlos, y complacido por el placer de sus pepitas no se decidía a abandonarlo.
Un cazador de pájaros observó que el tordo se acostumbraba al lugar y lo cazó.
Viendo el tordo su próximo fin, dijo:
-¡Oh desgraciado! Por el placer de comer, me he privado de la vida.
Nunca te excedas en lo placentero.
LOS HIJOS DEL LABRADOR
Picoteaba un tordo los granos de un bosquecillo de mirlos, y complacido por el placer de sus pepitas no se decidía a abandonarlo.
Un cazador de pájaros observó que el tordo se acostumbraba al lugar y lo cazó.
Viendo el tordo su próximo fin, dijo:
-¡Oh desgraciado! Por el placer de comer, me he privado de la vida.
Nunca te excedas en lo placentero.
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