UN MÉTODO PELIGROSO
El martes 22 de julio, a las 14:35 hs. Gabriel García llegó a su casa, activó el contestador del teléfono fijo y escuchó el siguiente mensaje:
“Sabemos que tenés lo que buscamos. Ya tenemos tu teléfono y tu dirección. Si no lo entregás hoy mismo, mañana sos boleta”.
Luego, palabras sueltas, sin coherencia, que no entendió.
Se quedó parado junto al aparato, inmóvil durante media hora. A las 15:05 se dirigió a su habitación, sacó la pistola del cajón del ropero y se pegó un tiro.
El martes 22 de julio, a las 14:30, a Facundo Rojas se le ocurrió un pasaje para la novela policial que estaba escribiendo, mientras viajaba en colectivo. Como no tenía nada para anotar y su celular no le permitía registrar notas, acudió a un viejo método que acostumbraba a usar: Se llamó a su teléfono fijo y se dejó un mensaje, con la idea ocurrida.
A las 14:55, cuando llegó a su casa y activó el contestador, no encontró ningún mensaje.
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