LXXXI
Nunca pudimos hacerle entender al idiota cómo son los conejos muertos.
—Tiene orejas largas —le decíamos, y traía un burro.
—Es pequeño —y traía una pulga.
—Es del tamaño de un perro chico —y traía un perro chico.
—Es un roedor —y traía una rata.
—Vive en el bosque —y traía una víbora.
—Tiene cuatro patas —y traía una mesa.
—Se desplaza por medio de saltos —y traía un canguro.
—Es blanco y tierno, simpático y sensual, de tacto suave y cuerpo palpitante —y trajo a su primita Águeda, con el corazón atravesado por un certero flechazo.
—Es pequeño —y traía una pulga.
—Es del tamaño de un perro chico —y traía un perro chico.
—Es un roedor —y traía una rata.
—Vive en el bosque —y traía una víbora.
—Tiene cuatro patas —y traía una mesa.
—Se desplaza por medio de saltos —y traía un canguro.
—Es blanco y tierno, simpático y sensual, de tacto suave y cuerpo palpitante —y trajo a su primita Águeda, con el corazón atravesado por un certero flechazo.
De “Caza de conejos”
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