Creada en la Ciudad de General Alvear, Provincia de Mendoza, en el año 1935.

martes, 9 de diciembre de 2014

OMAR OCHI (Mendoza, 1988)

HISTORIA DE UN MUÑECO DE TRAPO

En la vidriera vi un muñeco de trapo.
Un muñeco de trapo y no de guerra.
Un héroe de armadura blanca
que ya no se vende
en el mercado de pájaros imposibles.
 
‘‘Mami, quiero ese’’, dije.
 
Insistí una y otra vez aunque no había dinero.
Entramos en la tienda de mundos baratos.
Mamá tenía milagros bajo la manga
a pesar del dolor de su alma.
 
También le dolían las manos, los pies, la vida
por cada vez que cocinaba el alimento, 
lavaba los platos, limpiaba los pisos, 
planchaba las camisas,
esperaba que papá volviera del trabajo
aunque su sueldo no alcanzaba
para pagar los sueños de la inocencia.
 
Ahora compraba, con su billete inexplicable,
el antiguo muñeco de trapo.
 
Sonreí. Agradecí el obsequio.
Tomé con mis manos lo inasible.
Regresamos a casa y comencé a jugar…
 
Con mi nuevo amigo
viajamos por islas y océanos de oro.
Fuimos piratas:
asaltamos barcos, reinos, ciudades.
Fuimos soldados:
salvamos al pueblo de los terribles garfios
de nuestros peores enemigos:
nosotros mismos.
 
Navegamos sin naves ni mapas.
Luchamos, vencimos, conquistamos.
Ensayamos una revolución
en el imperio de los fantasmas.
 
Luego, perdió sus piernas,
su armadura y sus ojos
en las primeras batallas de mi adolescencia.
 
Desde entonces tomamos distancia.
Cada uno asumió un destino diferente.
 
Él ha dormido durante años
en el placard donde guardé
su cuerpo y el espíritu de las aventuras.
 
Yo caminé y sigo caminando 
sin madre, sin juguetes, sin océanos de oro.
 
Camino una cuadra… dos cuadras…
un kilómetro… semáforo en rojo:
autos que pasan y se llevan los días de la infancia.

Semáforo en verde…
tres cuadras… seis cuadras…
una tienda de mundos baratos;
una vidriera donde yace un niño 
y falta un muñeco de trapo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario