AL QUE NO TIENE DIENTES
En los inicios de los tiempos, el reparto alimenticio se hacía de manera justa, teniendo en cuenta las necesidades de cada uno. Y el mundo era aburridísimo. Pero un día, el Panadero se cansó de tanta perfección y decidió divertirse. Entonces, fue con su canasta y tocó la única puerta a la que nunca se había acercado.
EL BUEY SOLO BIEN SE LAME
Fue por fin el hedonismo y no -como muchos creen- la moda de su carne en los restaurantes gourmet lo que determinó la extinción de aquella especie otrora tan prolífica.
EN CASA DE HERRERO
Los cuchillos no eran de palo pero sí de plástico, de cotillón. Y no por dar la contra ni por seguir al pie de la letra el refrán, sino por la manía de uno de los niños, que ya había destripado un sapo, dos perros y a una tía abuela que había ido de visita.
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