EL FRÍO
Cuando mi padre cobró su primera jubilación, el importe era tan magro que tuvo que optar entre pagar la boleta de luz o tomarse un helado. Atento a su conducta de toda la vida, eligió pagar la luz.
Esa noche murió de un infarto.
Pasado unos días, mi madre contó esta anécdota y dijo:
Pobre, se fue con ganas de tomarse un helado.
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