FRASES HECHAS
Me invitó a entrar en su casa en plena madrugada. Me sirvió una tacita humeante de palabras. “No quiero beber, esta vez, tus frases hechas”, le dije. Las terminé sorbiendo de a poco, sentía las letras rasgar mi garganta, distinguía las que venían con tilde, los puntos y comas, las mayúsculas. Era como un texto en forma de collar maleable. Cortaba el sorbo sólo en los puntos y aparte. Sabía que había que tomarlas así, encadenadas. El pacto de bebernos los misterios sin hablar estaba funcionando.
MOLINA Y MOLINA
-¿Qué es esto, Molina?
-Andá a saber, Molina, seremos así, qué sé yo.
EL LOCO
“Permítame tomarle la mano señorita”, decía el loco al secador de piso. “Es usted un caballero”, decía el secador de piso al loco.
ACOSO
Mi dentadura postiza reposa sumergida en un vaso con agua. Pero un infortunio hace volcar el vaso y la dentadura se abre paso hacia mí, aunque esta vez con otras intenciones.
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