PRESTIDIGITADORA
Y hablabas de la soledad
del cajón abierto en el alma
de la niñez de palabras atragantadas
del miedo al goce que paraliza el cuerpo.
Hablabas con la determinación del temporal que recién comienza
con unos ojos negrísimos curtidos de tanto mar
con la palabra alta, chispeante y clara.
del cajón abierto en el alma
de la niñez de palabras atragantadas
del miedo al goce que paraliza el cuerpo.
Hablabas con la determinación del temporal que recién comienza
con unos ojos negrísimos curtidos de tanto mar
con la palabra alta, chispeante y clara.
Y yo empezaba a confiar
en una seducción de prestidigitadora,
de encantadora de serpientes,
en las arenas que apaciguan un tsunami.
en una seducción de prestidigitadora,
de encantadora de serpientes,
en las arenas que apaciguan un tsunami.
Y el aire amalgamaba furia y sosiego
y la gente alrededor se desmaterializaba
y sonaba una melodía que quizá fuera Bach
y, en dos direcciones, nacía algo.
y la gente alrededor se desmaterializaba
y sonaba una melodía que quizá fuera Bach
y, en dos direcciones, nacía algo.
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