MAL PARIDA
I
De mi madre
conservo el miedo a los espacios abiertos
la memoria del feto
el ahogo de romper desde adentro
el útero de una muerta y el olor
del cordón umbilical.
Conservo también el eco
de lo que cae.
II
Toqué la tierra por primera vez
y respiré su frío mojado.
Quería comer.
Repté sobre el abdomen de esa mujer
la trepé hasta el pecho.
Mi voz carbonizada
la piel cubierta de costras
la picazón en los ojos.
Cuando la leche se secó
ya me habían crecido todos los dientes.
III
La mayoría de las mujeres
paren a su padre
para poder matarlo con más culpa.
No voy a escribir lo que no tuve.
Su nombre de silencio
es mi mantra.
Gocé en sus cenizas
con los hombres que lo hirieron
y al vengar la carne
me convertí en la ley.
Tengo debajo del pecho
la marca de su mano.
En mi costado vacío
resiste la sombra de un abrazo.
Contra la locura
llevo su lengua
colgada del cuello.
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