83
El barco se estaba hundiendo. El capitán sabe que, según la ley del mar, debe hundirse con él. Pero la idea no le simpatiza. Mientras el último bote salvavidas desciende hacia el agua, agarra el teléfono satelital y lo llama al dueño de la flota.
-¡Monstruo abominable! –le dice- ¡Engendro infernal! ¡Le romperé la nariz de un puñetazo!
-¡Cómo se atreve a hablarme así! –dice el dueño de la flota-, ¡Está despedido!
Con un alivio inmenso, el ex capitán corre hacia el bote.
De “Sorpresa y otros 99 cuentos” (2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario