UNA MEJOR EXCUSA
Sin dejar de chupármelo, acomoda su sexo en mis narices. Me excita su olor irrespirable. Al lamer su clítoris, sus labios rosados tiemblan. Beso su ano, mordisqueo sus nalgas. Ya me vengo, me dice y me riega la cara con un chorro largo. Me ahogo con su líquido. Termino en su boca. Se mojan las sábanas, el colchón. Enseguida, nos vestimos y la niñera plancha lo mojado para que mi esposa no lo note. Es probable que ya no se crea que el bebé volvió a orinarse en la cama.
De “Motivos de fuerza mayor” (2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario