EL CORAZÓN
Dicen que es del tamaño
de mi puño cerrado.
Pequeño, entonces,
pero basta
para poner en marcha
todo ésto.
de mi puño cerrado.
Pequeño, entonces,
pero basta
para poner en marcha
todo ésto.
Es un obrero
que trabaja bien
aunque anhele el descanso,
y es un prisionero
que espera vagamente
escaparse.
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