MEMORANDUM
Ayer cumplí fielmente con mis obligaciones
sin olvidarme -creo- de ninguna.
Pagué las cuotas del televisor,
la heladera y el banco,
el amoroso banco donde opero, que tiene
música funcional e ikebanas. Le puse
aceite al auto,
le di propina al gran rufián que cuida
(y descuida) mi planta baja "A",
compré un billete
de lotería
( que no me engañará, seguramente)
me hice varios análisis clínicos (todos bien)
para llegar a los 200 años, puse al día mis cartas
y comencé a pensar en la paella
del domingo.
Claro que me olvidé de ir a la misa
que le rezaban a mi madre
(sería conveniente que nadie se enterara)
al cumplirse el primer inolvidable,
inolvidable,
inolvidable,
inolvidable
aniversario de su muerte.
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