LA NOCHE
Cuando en las infinitas llanuras oscurece,
Con taciturnos bloques y pesados martillos
Las sombras edifican sus muros y sus torres,
Escoriales de plata y ébano revestidos.
El cielo prodigioso domina con sus astros
-Bóveda oscura donde brillan ojos de llama-
Y se yerguen soberbios hacia ese techo ardiente
Las hayas y los pinos, como enormes pilastras.
Como blancos sudarios ante encendida antorcha,
Se ven brillar los lagos bajo luces confusas,
Y las granjas cercadas por setos cuadrilongos
Aparecen entonces igual que inmensas tumbas.
Y así con sus rincones y sus fúnebres salas,
Construida de espanto y de sombras espesas,
La noche es como alcázar de emperador sombrío
Que se asoma, en silencio, a un balcón de tiniebla
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