MAÑANA
Las manos de mi madre son pequeñas y suaves,
blancas y puras como la luz primera del alba.
Son así desde siempre, como una constante en
esta ecuación imposible.
Cuando era niño y desconsolado
me escondía entre sus manos del mundo,
me hablaba de un feliz mañana,
de un futuro en el que entendería todo:
lo dibujaba hermoso
con hermosas palabras hechizadas,
y sus dedos de ternura y nieve.
Madre, ahora que ha pasado,
tanto tiempo desde entonces,
me pregunto,
si este terrible hoy era aquel mañana.
De “Una isla cualquiera” (2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario