Creada en la Ciudad de General Alvear, Provincia de Mendoza, en el año 1935.

viernes, 15 de abril de 2016

JAVIER VELA (España, Madrid, 1981)


PARA UNA ALEGORÍA
 
En un pequeño pueblo extraviado entre Turquía y Armenia vivía una prostituta legendaria cuya animadversión hacia los hombres le había hecho ser temida en todo el Cáucaso.
Su mezquindad llegaba a tal extremo, que cada vez que daba a luz a un hijo subía a un precipicio para arrojarlo al mar.
Tres veces procedió del mismo modo, sacrificando a los recién nacidos. Al cuarto alumbramiento, sin embargo, sintió el aguijonazo de la culpa y decidió cuidar de su retoño.
Para sorpresa suya, se encariñó con él. Su rostro era adorable, de una belleza angélica. Ella lo había engendrado, criado y protegido sin el amor de un padre innominado; había logrado que una simple célula, un gusanillo informe, torpe y gelatinoso llegara a ser un niño que más tarde podría sentir el gozo y la alegría como también el miedo y el espanto. Se emocionaba a veces al pensarlo, como si solo ahora pudiera percatarse del verdadero alcance del milagro que lo insufló de vida y hubiera de evocar su nacimiento con una intensidad retrospectiva.
La noche de su sexto cumpleaños subieron juntos a un acantilado para mirar el mar, como él le había pedido. En un descuido el niño se desgajó de ella y se detuvo frente al precipicio.
–¿Qué estás haciendo ahí?, clamó su madre.
El niño contemplaba el oleaje con expresión ausente.
–Escucho cómo lloran mis hermanos, dijo, y se dejó caer.



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