CARLOS DRUMMOND DE ANDRADE
(1902-1987)
Traducción de Felipe Martínez Pinzón-Elizaberth Zaita.
Carrego comigo Carrego comigo há dezenas de anos há centenas de anos o pequeno embrulho. Serão duas cartas? será uma flor? será um retrato? um lenço talvez? Já não me recordo onde o encontrei. Se foi um presente ou se foi furtado. Se os anjos desceram trazendo-o nas mãos, se boiava no rio, se pairava no ar. Não ouso entreabri-lo. Que coisa contém, ou se algo contém, nunca saberei. Como poderia tentar esse gesto? O embrulho é tão frio e também tão quente. Ele arde nas mãos, é doce ao meu tato, Pronto me fascina e me deixa triste. Guardar em segredo em si e consigo, não querer sabê-lo ou querer demais. Guardar um segredo de seus próprios olhos, por baixo do sono, atrás da lembrança. A boca experiente saúda os amigos. Mão aperta mão, peito se dilata. Vem do mar o apelo, vêm das coisas gritos. O mundo chama! Carlos! Não respondes? Quero responder. A rua infinita vai além do mar. Quero caminhar. Mas o embrulho pesa. Vem a tentação de jogá-lo ao fundo da primeira vala. Ou talvez queimá-lo: cinzas se dispersam e não fica sombra sequer, nem remorso. Ai, fardo sutil que antes me carregas do que és carregado, para onde me levas? Por que não me dizes a palavra dura oculta em teu seio, carga intolerável? Seguir-te submisso por tanto caminho sem saber de ti senão que te sigo. Se agora te abrisses e te revelasses mesmo em formas de erro, que alívio seria! Mas ficas fechado. Carrego-te à noite se vou para o baile, De manhã te levo Para a escura fábrica De negro subúrbio. És, de fato, amigo Secreto e evidente. Perder-te seria perder-me a mim próprio. Sou um homem livre mas levo uma coisa. Não sei o que seja. Eu não a escolhi. Jamais a fitei. Mas levo uma coisa. Não estou vazio não estou sozinho, pois anda comigo algo indescritível. | Cargo conmigo Cargo conmigo hace decenas de años hace cientos de años el pequeño embrollo. ¿Serán dos cartas? ¿será una flor? ¿será un retrato? ¿un pañuelo tal vez? Ya no me acuerdo donde lo encontré. Si fue un regalo o si fue robado. Si los ángeles descendieron trayéndolo en las manos, si flotaba en el río, si planeaba en el aire. No me atrevo a abrirlo. Qué cosa contiene o si algo contiene nunca lo sabré. ¿Cómo podría intentar ese ademán? El embrollo es tan frío y también tan caliente. Arde en las manos, es dulce a mi tacto. Pronto me fascina y me deja triste. Guardar en secreto en sí y consigo, no querer saberlo o querer demasiado. Guardar un secreto de sus propios ojos, por debajo del sueño, detrás del recuerdo. La boca experimentada saluda a los amigos. Mano aprieta mano, pecho se dilata. Viene del mar el reclamo, vienen de las cosas gritos. El mundo te grita: ¡Carlos! ¿No respondes? Quiero responder. La ruta infinita va más allá del mar. Quiero caminar. Mas el embrollo pesa. Viene la tentación de arrojarlo al fondo de la primera zanja. O tal vez quemarlo: cenizas se dispersan y no queda sombra siquiera, ni culpa. Ay, fardo sutil antes que cargarte fui por ti cargado, ¿para dónde me llevas? ¿Por qué no me dices la palabra dura oculta en tu seno, carga intolerable? Seguirte sumiso por tantos caminos sin saber de ti sino que te sigo. Si ahora te abrieses y te revelases aún en formas de error, ¡qué alivio sería! Mas permaneces cerrado. Te cargo de noche si voy para el baile. De mañana te llevo para la oscura fábrica del negro suburbio. Eres, de hecho, amigo secreto y evidente. Perderte sería perderme a mí mismo. Soy un hombre libre pero llevo una cosa. No sé lo que sea. Yo no la escogí Jamás la detallé. Mas llevo una cosa. No estoy vacío, no estoy tan solo pues anda conmigo algo indescriptible. |
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